En mi casa no puede faltar el pescado, es una de mis proteínas favoritas y, como buena vasca, es parte fundamental de mi dieta. Esta receta que les presento a continuación, se vuelve una delicadeza con un pescado muy fresco.
Puedes reemplazar el mero por corvina, pargo o cualquier otro pescado fresco de carne firme y de corte grueso. Busca un pescado sin olor, de color blanco homogéneo y de textura resistente (desecha si la carne es pastosa, se desmorona o si parece una esponja).
- Remojar por 6 horas todas las nueces en agua con un chorrito de limón. ¡Esto es muy importante!
- Colar las nueces y enjuagar bien.
- En un procesador pequeño (o en un vaso pequeño de licuadora) forma una pasta homogénea con el ajo negro, las nueces y la crema de leche (si necesitas puedes agregar un poco de agua para ayudarle a la licuadora, pero debe quedar espesa). Probar y rectificar sal y pimienta.
- Precalentar el horno a 205 ºC (425 ºF).
- Calentar en la estufa a fuego medio-alto el aceite en una sartén amplia resistente al horno.
- Seca el pescado con una toalla de papel y sazona por ambos lados con 1/2 cucharadita de sal y la pimienta rosada.
- Cuando el aceite esté caliente, colocar los filetes de manera uniforme en la sartén, con la piel (si tuviera) hacia arriba.
- Sellar durante unos 3 minutos, sin moverlo. Luego, usar una espátula rígida para levantar un trozo de pescado verificando el color.
- Cuando los filetes estén bien dorados, darles la vuelta y retirar la sartén del fuego.
- Coronar el lado sellado de cada filete con la salsa de nueces y ajo negro.
- Llevar la sartén al horno y asar hasta que el pescado esté bien cocido, de 5 a 8 minutos (dependiendo del grosor).
- Retirar del horno, emplatar y espolvorear el perejil por encima.